La familia y matrimonio en India. Entre tradiciones profundas y una sociedad en cambio
En India, la familia ocupa un lugar central en la vida cotidiana. No se trata solo de padres e hijos: muchas veces conviven abuelos, tíos, primos, nueras, yernos... Todos bajo el mismo techo o en contacto permanente. La vida se organiza en torno a la comunidad familiar, donde el respeto a los mayores, el cuidado mutuo y la hospitalidad no son solo costumbres, sino formas de vida.
Las decisiones importantes —como elegir una carrera o casarse— suelen tomarse en familia. Consultar a los demás es parte del proceso, y se valora mucho el consenso. Esta estructura genera un fuerte sentido de pertenencia y también brinda contención emocional, apoyo espiritual y, muchas veces, seguridad económica. En muchos casos, la familia es quien da una primera oportunidad laboral, ya sea en el campo, en un pequeño negocio familiar o a través de contactos en la ciudad.
Los conceptos de sanskar (valores y tradiciones culturales) y dharma (el deber moral y espiritual) siguen siendo pilares que moldean la vida familiar. Las jerarquías dentro del hogar son claras: el padre o el hijo mayor suele tomar las decisiones importantes, y las mujeres mayores guían a las hijas o nueras. Aunque en las ciudades las familias nucleares son más frecuentes, los lazos con la familia extensa siguen siendo muy fuertes.
Compartirlo todo es parte del estilo de vida: desde el espacio hasta la comida. El "esto es mío" o "eso es tuyo" no está tan marcado como en las culturas occidentales. En India, lo colectivo suele estar por encima de lo individual.
Los matrimonios concertados todavía son la norma en muchas regiones. Lo interesante es que, lejos de ser impuestos, muchos jóvenes ven con buenos ojos que sus padres participen en la elección de su futuro cónyuge, porque confían en que buscarán lo mejor para ellos. Hoy, a diferencia de generaciones anteriores, es común que la pareja tenga voz y voto antes de dar el sí. En cambio, los matrimonios por amor, sobre todo si cruzan castas o religiones, todavía pueden generar tensiones sociales, aunque cada vez son más frecuentes.
Las creencias espirituales también juegan un rol importante. La idea del karma —que las acciones de hoy impactan el futuro o incluso las próximas vidas—, así como el samsara (el ciclo de renacimientos), ayudan a muchas personas a aceptar su realidad, buena o difícil, como parte de un camino mayor. Sin embargo, eso no significa resignación: muchas personas reflexionan sobre sus actos y buscan construir un futuro mejor.
Y aunque todo esto sigue muy presente, la sociedad india está cambiando. Las ciudades crecen, los niveles educativos aumentan, los roles de género se transforman y la globalización trae nuevas ideas. Cada vez más jóvenes deciden por sí mismos: qué estudiar, a quién amar, cómo vivir. Conviven la tradición y la modernidad, a veces en armonía, a veces en tensión. Pero lo cierto es que India, sin perder su identidad, se está reinventando.