UZBEKISTAN: tras los pasos de Marco Polo

 Uzbekistán se encuentra en Asia Central, una de las regiones habitadas más antiguas e inseparablemente vinculada con la antigua ruta de caravanas conocida mundialmente como la Gran Ruta de la Seda, destino de grandes aventureros y conquistadores como Alejandro Magno, Genghis Khan y Marco Polo.

 La Ruta de la Seda (The Silk Road) fue una red de rutas comerciales organizadas a partir del negocio de la seda china desde el siglo I a. C., que se extendía por todo el continente asiático, conectando a China con Mongolia, el subcontinente indio, Persia, Arabia, Siria, Turquía, Europa y África.

Uzbekistán fue incorporada al Imperio ruso en el siglo XIX y en 1924 se constituyó en República Soviética junto con Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Turkmenistán. Antes de ser separados en estados estas naciones se repartían en torno a una tribu, creencia o un oficio.

Tras el quiebre de la Unión Soviética, Uzbekistán declaró su independencia en 1991, convirtiéndose en una de las naciones más jóvenes del mundo.  En las últimas décadas ha llevado adelante un proceso de construcción de su identidad nacional y su economía se viene desarrollando progresivamente.  

Su riqueza radica en la producción de diversas materias primas, como algodón, oro, uranio, potasio y gas natural, lo que ha permitido mejorar la calidad de vida de sus habitantes y ampliar las redes con el resto del mundo.

Es así que rodeado de hermetismo hasta prácticamente ayer, está todo por descubrir. ¡Y tiene por cierto mucho para encantar!

Las ciudades caravaneras de Uzbekistán 

La arquitectura de Uzbekistán es una verdadera belleza.  Madrasas, mezquitas, minaretes, en todos los tonos de verde y azul imaginables, además de contar con coloridos bazares, todo nos transportó a un viaje en a tiempos pasados.

Si la Ruta de la Seda nos evoca a a aventuras en lugares tan exóticos como desafiantes, conocer las ciudades caravaneras de Samarcanda, Bujara y Khiva, nos hizo sentirnos como Marco Polo.

Te presentamos las 3 joyas de Uzbekistán, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Samarcanda, encrucijada de culturas

“Samarcanda, la cara más hermosa que la Tierra haya girado hacia el sol ".  Amin Maalouf

Samarcanda se encuentra en el corazón de la encrucijada cultural de la Ruta de la Seda. Fundada en el siglo VII a.C. con el nombre de Afrasyab, alcanzó su apogeo en los siglos XIV y XV bajo los timúridas. Entre sus principales monumentos destacan la mezquita y las madrazas del Registán, la mezquita Bibi-Khanum, los conjuntos arquitectónicos de Shah i-Zinda y Gur i-Emir, y el observatorio de Ulugh-Beg.

La Unesco declaró a esta ciudad de 2700 años de antigüedad como Patrimonio de la Humanidad en el año 2001, y fue inscrita como "Samarcanda - Encrucijada de culturas".

Samarcanda fue una vez el centro del mundo, capital del imperio del gran Tamerlán y eje de la Ruta de la Seda. Y su plaza de Registán es una de las más hermosas del mundo donde la gente se reunía para escuchar las proclamaciones reales.

Es verdad todo lo que se dice sobre su hermosura, una vez ahí te quedas sin aliento. Es un conjunto grandioso, y a pesar de su evidente restauración, ello no disminuye la sensación de su grandeza y de estar en presencia de  su milenaria historia. 

Otro de los lugares ineludibles y el más bello quizás de Samarcanda, es el Shah-i-Zinda o la necrópolis. Si existe un cielo para los fotógrafos, sin dudas es éste. 

Khiva, un oasis arquitectónico en el desierto

 Khiva o Jivá, casi en la frontera con Turkmenistán y asentada entre los desiertos de Kara-Kum y Kizil-Kum, forma junto con Samarcanda y Bujará el “triángulo de oro” de Asia Central como verdaderos oasis de la Ruta de la Seda.

No es solo una ciudad-museo, sino que es una joya real de la arquitectura de la Ruta de la Seda. Todos sus 250 monumentos están protegidos por el estado y la ciudad ha sido clasificada como Patrimonio Mundial por la Unesco en 1190. Poetas y filósofos la han llamado la Perla del Mundo. Además es una ciudad pequeña, donde da gusto recorrer sin prisas sus callejones con tiendas, teterías y restaurantes.

Bukhara, la ciudad de las mil y una noches

Bukhará (Bujará) tiene más de 2.000 años de antigüedad. Es el ejemplo más completo de ciudad medieval existente en el Asia Central y se ha conservado intacta en su mayor parte. Posee numerosos monumentos, entre los que destacan la célebre tumba de Ismail Samani, obra maestra de la arquitectura musulmana del siglo X, y varias madrazas del siglo XVII. Ha sido y es un importante centro religioso y una de las ciudades sagradas del sufismo.

El centro histórico de Bukhara ha sido declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993.

En esta ciudad pueden encontrarse hábiles artesanos y es el mejor lugar para comprar algunos recuerdos. El arte de la cerámica es muy popular en Uzbekistán y el arte de la joyería tiene una larga tradición.

Siendo Bukhara una de las ciudades más antiguas del mundo, los uzbekos creen que sobre todas las ciudades musulmanas, la bendita luz descendió del paraíso y solo desde Bukhara se eleva hacia el cielo. Así de hermosa es esta ciudad.

Hospitalidad y gastronomía

Hay un proverbio que dice que un huésped no puede irse de la casa de su anfitrión sin que se le haya ofrecido el pilov, un plato tradicional preparado y consumido en forma comunitaria. Se cocina en unas sartenes grandes y profundas. El componente principal es el arroz, el que se acompaña de carne de ternera, pasas, zanahoria, cebolla, ajo y especias exóticas. Su popularidad se extiende a todas las clases sociales y  se ofrece a los huéspedes como gesto de hospitalidad.  La preparación y el consumo en común de este plato tradicional permiten fortalecer los vínculos sociales, promover valores importantes como la unidad y la solidaridad, y perpetuar tradiciones locales.

Fuera del circuito

Saliendo de las ciudades caravaneras y joyas de este país, hemos estado en un pequeño pueblo llamado Nurata, en la región de Navoy, rodeado de las montañas Nur, de las estepas y a pocos kilómetros del desierto de Kyzil Kum. Nurata es conocido porque se hallan los restos de una fortaleza, legado de Alejandro el Grande, construida en el siglo IV, aunque solo quedan unas pocas secciones de una muralla hecha en tierra, pero se sigue en proceso de excavación y encontrándose vestigios de antiguos poblados en la zona. 

Así es la historia de Uzbekistán, todo se cuenta en miles de años. 

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